También llamada radiografía dental panorámica, es el tipo de radiografía dental más común. De hecho, lo más corriente es que se efectúe en la primera visita del paciente a la clínica, durante su revisión general. Con un aparato de rayos X, se toma una imagen completa de la boca del paciente. Gracias a las ortopantomografías, los dentistas pueden identificar patologías y anomalías en las raíces dentales o en dientes incluidos: que no han erupcionado de la encía. También puede valorar el estado de las articulaciones y sus maxilares.
Es un tipo de radiografía que, en el ámbito odontológico, prácticamente solo se usa en los estudios previos a una ortodoncia. Permite conocer el estado general de los huesos del cráneo y las proporciones entre ellos, para detectar los problemas esqueléticos que pueden hacer necesario uno de estos tratamientos.
Toma cientos de imágenes desde diferentes ángulos de la boca del paciente. Estas radiografías son enviadas a un ordenador, que genera una imagen virtual en 3 dimensiones de la boca del paciente. A partir de ella, el dentista puede efectuar secciones para observar la anatomía de la boca del paciente en puntos muy concretos y estudiar la boca del paciente con un detalle que, sin esta técnica, sería impensable.