Fecha de publicación:
15 de diciembre de 2025Si alguna vez has sentido fatiga constante, hinchazón en pies o cambios en la orina, podrías estar experimentando señales tempranas de daño renal. ¿Te ha pasado algo similar? Es importante que no lo ignores. En IntegraMédica contamos con especialistas en nefrología que pueden orientarte y ayudarte a cuidar tu salud renal.
¿Qué son las enfermedades renales?
Las enfermedades renales son afecciones que alteran el correcto funcionamiento de los riñones, órganos vitales encargados de filtrar la sangre, eliminar desechos y regular el equilibrio de líquidos, electrolitos y presión arterial en el cuerpo.
Cuando los riñones se ven dañados, pierden progresivamente su capacidad de filtración, lo que puede provocar acumulación de toxinas en el organismo, retención de líquidos y otros problemas sistémicos. Algunas enfermedades se desarrollan lentamente —como la enfermedad renal crónica—, mientras que otras pueden aparecer de forma repentina, como la insuficiencia renal aguda.
¿Qué causa las enfermedades renales?
Las enfermedades renales pueden tener múltiples causas, y muchas veces se desarrollan de forma silenciosa, sin síntomas evidentes hasta que el daño es significativo. Identificar los factores que afectan la salud de los riñones es fundamental para prevenir su deterioro.
Principales causas de enfermedades renales
- Diabetes mellitus: Es la causa más común de enfermedad renal crónica. Los niveles altos de glucosa en sangre dañan progresivamente los vasos sanguíneos de los riñones, afectando su capacidad para filtrar correctamente.
- Hipertensión arterial : La presión alta constante daña los vasos sanguíneos renales, reduciendo el flujo sanguíneo y afectando la función renal a largo plazo.
- Enfermedades hereditarias: Condiciones como el riñón poliquístico o ciertas glomerulopatías pueden transmitirse genéticamente y comprometer la salud renal desde etapas tempranas de la vida.
- Uso prolongado de medicamentos nefrotóxicos: Algunos analgésicos, antiinflamatorios o antibióticos pueden dañar los riñones si se consumen en exceso o sin control médico.
- Infecciones urinarias recurrentes: Cuando no se tratan adecuadamente, pueden ascender hasta los riñones y provocar daño, como ocurre con la pielonefritis.
- Obstrucciones en las vías urinarias: La presencia de cálculos renales, tumores o aumento prostático puede bloquear el flujo urinario y provocar daño renal progresivo.
- Deshidratación severa o golpes de calor: Situaciones extremas pueden comprometer la función renal de forma temporal o permanente.
Muchos pacientes llegan a la consulta sin saber que estos factores están afectando sus riñones. Por eso, realizar controles periódicos es fundamental.
Enfermedades renales más frecuentes
Existen diversas enfermedades que pueden afectar el funcionamiento de los riñones. A continuación, te contamos cuáles son las más comunes:
La enfermedad renal crónica (ERC) es una condición progresiva en la cual los riñones pierden su función lentamente con el tiempo. A menudo no presenta síntomas evidentes hasta que ya está bastante avanzada.
Etapas de la enfermedad renal crónica
Conocer las etapas de la enfermedad renal crónica permite actuar a tiempo y evitar la necesidad de tratamientos más complejos como la diálisis.
- Etapa 1 y 2: Disminución leve de la función renal. No suele haber síntomas.
- Etapa 3: Daño moderado. Comienzan a aparecer signos como fatiga, hinchazón o aumento en la frecuencia urinaria.
- Etapa 4: Daño severo. La función renal está bastante reducida.
- Etapa 5: Falla renal. El riñón ya no puede cumplir su función y es necesario recurrir a tratamientos sustitutivos.
Las ITU son infecciones causadas generalmente por bacterias (como E. coli) que afectan el sistema urinario, desde la uretra hasta los riñones. Cuando estas infecciones no se tratan adecuadamente, pueden ascender por las vías urinarias y llegar a los riñones, provocando una pielonefritis, que es una infección renal grave.
Los síntomas de pielonefritis pueden incluir:
- Dolor lumbar o en los costados
- Fiebre alta
- Escalofríos
- Náuseas y vómitos
- Orina turbia, con mal olor o presencia de sangre
Los cálculos renales se forman cuando hay un exceso de minerales y sales en la orina que se cristalizan y se acumulan dentro del riñón. Estas "piedras" pueden variar en tamaño y, si se desplazan por las vías urinarias, causan un dolor intenso conocido como cólico renal.
Síntomas comunes:
- Dolor agudo en la espalda baja o abdomen
- Dolor al orinar
- Presencia de sangre en la orina
- Náuseas y vómitos
- Necesidad urgente y frecuente de orinar
Los cálculos pequeños a veces se eliminan espontáneamente, pero los más grandes pueden requerir tratamientos como litotricia, procedimientos endoscópicos o cirugía. Además, pueden generar infecciones recurrentes y afectar la función renal si no se tratan a tiempo.
La glomerulonefritis es una inflamación de los glomérulos, que son los filtros microscópicos del riñón encargados de depurar la sangre. Esta condición puede ser aguda (aparece repentinamente) o crónica (progresiva), y suele estar asociada a enfermedades autoinmunes, infecciones, o exposición a toxinas.
Síntomas característicos:
- Orina espumosa (por presencia de proteínas)
- Edema (hinchazón), especialmente en rostro, manos y pies
- Hipertensión arterial
- Sangre en la orina (hematuria)
- Disminución del volumen urinario
Si no se diagnostica y trata a tiempo, puede evolucionar hacia una enfermedad renal crónica. Su tratamiento depende de la causa, por lo que es esencial un diagnóstico oportuno mediante exámenes de sangre, orina y eventualmente biopsia renal.
El riñón poliquístico es una enfermedad hereditaria en la que se forman múltiples quistes llenos de líquido en ambos riñones, lo que puede alterar su estructura y función con el tiempo. Existen dos formas principales: la autosómica dominante (la más común) y la autosómica recesiva (más rara y grave, suele aparecer en la infancia).
Síntomas comunes:
- Dolor en la zona lumbar o abdomen
- Presión alta (uno de los primeros signos)
- Infecciones urinarias recurrentes
- Presencia de sangre en la orina
- Agrandamiento palpable de los riñones
Aunque no tiene cura, su evolución puede ralentizarse con tratamientos adecuados, control de la presión arterial y seguimiento constante con el equipo médico.
La insuficiencia renal aguda (IRA) se caracteriza por la pérdida rápida de la función renal, en cuestión de horas o días. Puede ser causada por:
- Infecciones severas
- Hemorragias o deshidratación grave
- Uso de medicamentos nefrotóxicos
- Traumatismos importantes
- Obstrucciones urinarias (como cálculos o tumores)
Síntomas frecuentes:
- Disminución drástica en la producción de orina
- Retención de líquidos y edema
- Confusión o fatiga
- Náuseas o vómitos
- Aumento de los niveles de urea y creatinina en sangre
Si se detecta y trata a tiempo, la función renal puede recuperarse parcial o totalmente. La atención médica inmediata es vital para evitar complicaciones graves o secuelas.
¿Cuándo consultar a un nefrólogo?
Muchas personas viven con síntomas relacionados a los riñones sin saber que podrían beneficiarse de una evaluación con un especialista. Un nefrólogo es el médico encargado de diagnosticar y tratar las enfermedades renales, por lo que acudir a tiempo puede marcar una gran diferencia en tu salud.
Deberías consultar a un nefrólogo si presentas:
- Presión arterial alta persistente, especialmente si es difícil de controlar con medicamentos.
- Diabetes mellitus, ya que aumenta el riesgo de daño renal progresivo.
- Cambios en la orina, como presencia de sangre, espuma, color oscuro, o disminución del volumen.
- Hinchazón en piernas, tobillos, manos o rostro, lo que puede indicar retención de líquidos por falla renal.
- Dolor lumbar sin causa aparente, sobre todo si se acompaña de fiebre o síntomas urinarios.
- Antecedentes familiares de enfermedad renal, como riñón poliquístico.
- Cálculos renales recurrentes o infecciones urinarias frecuentes.
- Fatiga constante, picazón o pérdida de apetito, que podrían ser signos de acumulación de toxinas en el cuerpo.
También es recomendable visitar al nefrólogo si:
- Te han detectado alteraciones en los exámenes de sangre o de orina, como creatinina elevada o proteinuria.
- Te estás preparando para cirugías mayores o tratamientos que puedan impactar la función renal.
- Necesitas una segunda opinión sobre un diagnóstico previo o un plan de tratamiento renal.
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