Sabemos que la salud de tus hijos es primordial para ti y en IntegraMédica también es nuestra prioridad cuidar de los más pequeños de la familia. Por eso, en esta ocasión te contamos acerca del Virus Respiratorio Sincicial (VRS), patología que produce, síntomas y tratamientos.
El virus respiratorio sincicial (VRS) es uno de los principales causantes de las enfermedades respiratorias en los niños pequeños, aunque también puede presentarse en adultos. Por lo general, este virus tiene mayor prevalencia entre los meses de mayo y septiembre y puede afectar la vía respiratoria alta como nariz, laringe, faringe, bronquios y pulmones propiamente tal. Es decir, puede causar cuadros respiratorios altos (rinofaringitis, laringitis), bronquitis y neumonía
Este virus es más grave en bebés debido a que en ellos causa una infección más compleja, la cual puede provocar enfermedades como neumonía y bronquiolitis. Por esta misma razón se debe considerar tener un especial cuidado cuando este virus afecta a bebés de menores de 12 meses (especialmente los prematuros). También son considerados pacientes de alto riesgo los adultos mayores, personas con enfermedades cardíacas, pulmonares y cualquiera que posea un sistema inmunitario débil.
El VRS se caracteriza por ser muy contagioso y la forma en que se transmite es por contacto directo a través de las manos y por objetos que estén contaminados con el virus. El contagio también se puede producir por las gotitas de saliva que se expulsan al hablar, toser o estornudar.
Este virus suele diseminarse de manera muy rápida en hogares habitados por muchas personas y guarderías, además puede vivir durante media hora o más en las manos. En objetos puede vivir hasta 5 horas.
Síntomas leves:
Síntomas moderados:
Síntomas Severos:
Las personas que padecen de una infección por virus respiratorio sincicial son contagiosas durante 3 a 8 días. Sin embargo, algunas veces en el caso de los bebés y las personas con sistemas inmunitarios debilitados, pueden continuar propagando el virus por hasta 4 semanas.
En la mayoría de los casos la infección por VRS suelen ser leves y no requieren un tratamiento farmacológico. De todas formas esto dependerá de la intensidad de los síntomas y de cada paciente, por lo tanto será el médico el encargado de determinar el tratamiento más indicado.
El virus sincicial y sus consecuencias más graves suelen producirse en los niños pequeños, causando bronquiolitis, insuficiencia respiratoria y neumonía.
Es importante estar atento a cualquier dificultad respiratoria que puedan presentar los bebés, ya que se consideran como una emergencia que debe ser tratada de inmediato. Además en caso de presentar síntomas moderados o severos como fiebre sobre 38 °C, dificultad respiratoria o coloración azulada es necesario acudir a un médico.
Se puede consultar con un Pediatra o con un Broncopulmonar infantil en el caso de los niños. Si el VRS se presenta en adultos puede acudir a un Médico general o a un Broncopulmonar adulto.
Para evitar el contagio del virus es fundamental el lavado de manos de manera frecuente, especialmente antes de tocar a un bebé. Además, frente a síntomas como fiebre y decaimiento es fundamental acudir a la consulta médica de manera oportuna para evitar complicaciones.
Tanto el virus sincicial como la influenza son muy comunes durante la época de invierno y ambos comparten varios de sus síntomas como la fiebre, tos, dolor de cabeza y dificultad para respirar, entre otros. Por lo tanto, la forma en que se pueden diferenciar es la intensidad en que se presentan estos síntomas.
En el caso de la influenza, sus síntomas se manifiestan de manera súbita, por lo que de manera repentina un paciente con influenza podría tener fiebre sobre los 38° C, acompañado de una sensación de extremo cansancio y debilidad.
Por otro lado, con el virus respiratorio sincicial suelen presentarse síntomas más leves parecidos a los de un resfrío como congestión nasal, tos seca, poca fiebre y dolor de garganta. Sin embargo, en algunos casos (especialmente en bebés), el virus puede atacar al aparato respiratorio inferior, causando neumonía o bronquiolitis.
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